LA COMUNICACIÓN EN PAREJA

7 de junio de 2013

1.- ¿POR QUÉ ES IMPORTANTE LA COMUNICACIÓN EN LA PAREJA?

Uno de los mejores modos para crear una unión íntima entre dos personas que forman una pareja son las palabras. Las palabras son como una especie de puentes que nos permiten pasar de nuestro mundo privado al de nuestra pareja. Gracias a ellas podemos conocer a la persona que amamos desde el interior. Si sentimos que él o ella nos ama, las palabras nos sirven de evidencia para confiar en que lo que sentimos es cierto. Por tanto, ese amor se vuelve mucho más real. Hay personas que piensan que hablar sobre el amor y sobre lo que uno siente hace que se convierta en trivial, se le resta importancia y frases como “te quiero”, “te necesito”, o “me haces muy feliz” las utilizan o las “reservan” para ocasiones especiales como aniversarios o cumpleaños con la idea de que “si lo digo constantemente dejará de tener significado”.
La comunicación es importante para poder construir un proyecto común. De entrada, muchas parejas “dan por sentadas” muchas cosas y se encuentran más tarde, una vez se ha constituído ya la unión, con que eso que daban por sentado no es así. Por eso es interesante llegar a pactar antes la vida en pareja: qué papeles van a desempeñar cada uno, si las tareas domésticas serán o no compartidas, quién se encargará de revisar los gastos, quién hará las compras, quién planeará los fines de semana, las vacaciones,… y temas tan importantes como es desear tener o no hijos, cuándo tenerlos, cómo piensa cada uno de ellos acerca de su futura educación,… e incluso algo que muchas veces se deja de lado como es el tema de las familias respectivas, cuándo se harán las visitas familiares, o los amigos, si se dejará de salir o no de vez en cuando con ellos, si variará o no la cantidad de salidas una vez constituida la pareja, … y cómo no, las relaciones sexuales, cuándo tenerlas, cómo, etc.
Por todo esto es evidente que la comunicación sirve para “disipar dudas” acerca de lo que piensa y siente el otro miembro de la pareja y de esta manera no se caerá en lo que llamamos el “error del adivino”, que consiste en creer que el otro sabe sin necesidad de decírselo lo que estamos pensando en cada momento. Esto puede hacer que uno espere cosas del otro sin que se haya dicho nunca, como por ejemplo esperar regalos, detalles de vez en cuando, cosa que nos gusta mucho a las mujeres, y la idea es transmitir esos deseos o nuestras propias necesidades, “pedir”, en último término.
Algo muy importante a la hora de comunicarnos es el tema de las familias de origen, tener en cuenta que cada uno de nosotros ha podido ver en nuestros padres un modelo de convivencia que además es diferente del modelo que ha visto nuestra pareja y aquí hacer consciente que constituiremos una nueva familia y que será, por supuesto, distinta, con un funcionamiento diferente, de ahí la importancia de pactar.
Con todos estos puntos queda claro que el tema principal es “compartir” y no sólo los bienes materiales sino considerar que habrá buenos y malos momentos, y que los malos, teniendo el apoyo que ofrece nuestro compañero/a será más fácil sobrellevarlos.

2.- ¿POR QUÉ ES TAN DIFÍCIL COMUNICARSE?

Por un lado, el bagaje emocional aprendido en nuestra familia. Muchas veces ocurre que no estamos familiarizados con el lenguaje, con la expresión verbal, nos cuesta poner en palabras eso que pensamos o sentimos, porque simplemente no lo hemos vivido con nuestros padres, de aquí la importancia de hacer consciente, reflexionar cómo se nos enseñó a comunicar, porque sólo así podremos hacer el esfuerzo de comenzar a cambiar en este sentido. Si nuestro compañero lo sabe puede ayudarnos a hacerlo.
A veces ocurre que existe un miedo a perjudicar la relación y entonces no se dirán algunas cosas que se desea decir porque existe la posibilidad de entrar en una discusión y por tanto conflicto, por ejemplo, pensar “si le digo esto se enfadará, no lo entenderá y todo se acabará”.
Otras veces puede pasar que nos dijeron en nuestra familia o en otro tipo de relaciones que hay temas de los que “no hay que hablar nunca” con la pareja, como por ejemplo el sexo, que hay quien tiene la idea de que el sexo se hace, no se habla, y es una equivocación. O los “secretos”, pensando también que podría perjudicar la relación, cuando precisamente si hay un conflicto anterior no resuelto tu pareja podría ayudarte a solucionarlo.
Finalmente, cuando hablamos con nuestro compañero debemos tener en cuenta que somos de sexos opuestos, y por tanto nuestra manera de pensar y de llevar a cabo un diálogo también es distinta. Una mujer puede pasarse horas hablando sin un tema principal de base, disfrutamos con el simple hecho de hablar y a la hora de plantear un tema con nuestra pareja tendemos a hacerlo de forma general, sin concretizar: “tenemos que hablar”, sin más, porque “ya saldrá conforme avance la conversación”. El hombre prefiere hablar con un tema determinado en mente, para saber qué cosas se van a comentar en concreto y poder buscar soluciones. Él diría “tenemos que comentar cómo organizaremos la próxima salida”. Es decir, ella piensa más en términos de proceso, y él en términos de soluciones.

3. ¿CUÁLES SON LOS ERRORES QUE COMETEMOS EN LA COMUNICACIÓN?

A veces, casi sin darnos cuenta, bien por hábito o bien por lo que hemos aprendido de la relación de pareja de nuestros padres utilizamos un tipo de lenguaje agresivo que pone al otro a la defensiva y provoca la discusión. Algunos ejemplos como los siguientes son comunes en el día a día de las parejas:
1. Ordenar, Imponer: “¡Ven aquí y limpia esta suciedad ahora mismo!
2. Amenazar: “Si esto no cambia, hemos terminado” 
3. Chantajear: “Si tu no haces esto yo no haré…”
4. Moralizar: “Si fueses un adulto harías…”
5. Reprender, Reñir, Criticar: “Tendrás que aprender a limpiar sin que te lo digan si quieres llegar a ser una buena esposa”.
6. Ridiculizar: “No eres más que una perezosa”
7. Interpretar: “Haces esto para fastidiarme”
8. Recordar al otro continuamente a errores o fallos del pasado para atacar,  victimizarse o no asumir la propia responsabilidad.
9. Retirarse: “Estoy demasiado cansado para hablar de eso ahora, me voy a la cama”
10. Adivinar el futuro  o Leer la mente del otro
11. Interrumpir. 
12. Decir algo al otro sólo para hacer daño, para desarmarlo,  por falta de argumentos para su defensa. 
13. Bromear para cerrar la conversación o desviarla.
14. Insultar. Chillar. 

4. FORMAS MÁS ADECUADAS PARA EMPEZAR UNA CONVERSACIÓN

En primer lugar una cuestión clave es NO CULPAR directamente al otro de lo que nos molesta con frases que empiecen con el TÚ… _ Tú tienes la culpa, tú me vuelves loca, esto sucede porque tú no te preocupas, etc… Sino utilizar el YO en primer lugar lo cual no se culpa al otro directamente sino que expresamos nuestros deseos en cuanto a lo que nos molesta del comportamiento de nuestra pareja. Así pues serán formas más adecuadas de señalar cosas a la pareja las siguientes:
Para pedir algo:
Yo Deseo 
Yo Quiero
Yo Necesito
Yo Prefiero
A Mi Me Gustaría
A Mi Me Apetece
y no: 
_ Lo que tú tienes que hacer es ser más amable con la gente.
_ Por tu culpa soy una desgraciada.
_ El niño es un inseguro porque tú le has mimado mucho.
_ Es que nunca vamos a ninguna parte.
Para dar una opinión:
A Mi Me Parece
Yo Pienso
Yo Creo
Yo Opino
Yo No Comparto Esa Idea
y no:
_ Tú estás completamente equivocada.
_ Tú no tienes ni idea de lo que estás hablando.
_ No dices más que tonterías.
Lo más fácil es culpar al otro de lo que va mal en la relación o en la familia pero una relación de pareja es algo entre dos, algo que funciona al 50% y no es justo culpar sólo a una de las partes de los problemas. Cuando no culpamos al otro directamente sino que hablamos desde el yo, conseguimos que el otro, sea hombre o mujer, no se ponga directamente a la defensiva y se provoque una discusión sino que se fomenta un diálogo más al 50%.

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